Lectura Capítulo 1 "Sho-shan y la dama oscura

¿Qué es el Síndrome de Asperger?

Sho-shan y la dama oscura parte de una anécdota absolutamente real: un día de tantos, en que fui a recoger a mi hija pequeña al kínder, me recibió un quorum de maestras con cara de pocos amigos. Esto, hay que señalar, no era del todo raro: ya en ocasiones previas se habían reunido todas para darme los pormenores del comportamiento de mi hija:
"Le arrebató su chocolate a Johannes"
"Tiró del pelo de Amanda"
"Derramó toda la sopa en la mesa"
"Se ríe de la maestra cuando le da instrucciones"
"Le arrebató el títere a la maestra y se lo comió"
La más graciosa: "¡Se desnudó en medio del patio!", a lo que esta servidora respondió: "Sí, maestra, lo que pasa es que quiere ser como Niurka cuando crezca..."
Pero esta vez la queja parecía ser más grave de lo común: un grupo de indignados padres de familia se habían dado cita en la dirección del kínder para sentar una denuncia en contra de una niñita de cuatro años cuya presencia en el colegio hacía peligrar la vida de los demás niños. Lo curioso de todo esto, es que la directora, con la que había hablado mil veces sobre el problema neurológico de mi hija, no intercedió ni un milímetro por ella. Ni siquiera mencionó que era SA ni mucho menos explicó a los enfurecidos padres en qué consiste este síndrome. El caso es que, en vez de enfurecerme, me eché a reír.
(En realidad, me esforcé por reírme, cuando lo que deseaba era gritar... me reí porque la niña estaba muy asustada e insistía en ocultar su carita en mi hombro. No quería asustarla más... necesitaba restarle toda importancia al asunto)
Una potencial asesina de cuatro años, háganme el favor. Las "agresiones" de Lulú no pasaban de tirones de pelo y empujones... yo le había explicado a la directora que no eran agresiones, sino juegos... pero creo que nunca entendió nada, ni le interesó.
De ahí, la nena pasó a un Montessori. Yo misma estudié en uno y conviví con niños con síndrome de Down, otro que era sordomudo y el niño más listo del salón, que padecía polio y acudía en silla de ruedas. La convivencia con estos niños, me ayudaría más tarde a sortear el problema de mi hija que, como he dicho siempre, es mucho más grave que si tuviera cualquiera de los males antes enumerados... o si tuviera parálisis cerebral, por ejemplo, situaciones muy notorias, lo bastante para exigirle a los maestros comprensión y respeto (que no compasión). Pero los niños AS parecen perfectamente normales... pueden llegar, incluso, a ser simpatiquísimos y carismáticos, de ahí que sus trastornos de conducta no sean percibidos como un síntoma, sino como un "problema conductual".
Pues bien... a los Montessori ya no los hacen como antes, creo. Recuerdo cada vez que llegaba a la escuela por la niña, salía a recibirme la directora con un rosario de quejas, como si nunca le hubiera hablado respecto al problema. Supuestamente la niña tenía lo que llaman "maestra sombra", una maestra que asiste a los niños autistas un poco, digamos, a manera de intérprete de lo que sucede alrededor. Por el servicio de la dichosa maestra sombra, tenía que pagar el doble de colegiatura... pues bien: la que le asignaron a mi hija terminó echándose a llorar. Creo que estaba demasiado habituada a tratar con niños autistas profundos y no comprendía lo que le sucedía a mi hija. Nunca en su vida había escuchado hablar del AS.
Lo peor era la exigencia de la medicación: la niña tenía que acudir a la escuela prácticamente dopada. Yo no toleraba verla así, aturdida, soñolienta, triste... esta no es mi hija, pensaba yo. Y dudaba bastante que en ese estado aprendiera algo. Todo cuanto conseguían en la escuela, era que "no diera la lata"
¿Cuantos niños en México no estarán en la misma situación de mi hija? Especifico: México, porque en el resto del mundo existen escuelas y universidades para personas AS. Y si en el Montessori no supieron tratarla, me horroriza pensar en lo que sucedería si la inscribo en una escuela pública.
Por eso escribí Sho-shan y la dama oscura, para que la gente en México sepa lo que es el Síndrome de Asperger y empiecen a preocuparse por ayudar a quienes lo tengan. Para que traten de entenderlos y se percaten de que son seres encantadores, si reciben el trato adecuado.
Pero, ¿qué es el Síndrome de Asperger? Aquí les dejo estos videos. Por favor, chéquenlo. Es probable que ustedes conozcan a alguien con estas características:


Alberto Chimal sobre "Sho-shan & la dama oscura"

—¡La invasión japonesa!
Música tremenda: los personajes (que son todos adultos serios, bien vestidos y preocupados, según dicen, por el bienestar de la juventud) se quedan inmóviles y una serie de acercamientos nos muestra, una por una, subrayadas por un fondo espectacular y un golpe de la música, sus caras de sorpresa, las bocas abiertas y los ojos, desde luego, todavía más abiertos. Todos los ojos son enormes: hasta cuando están cerrados se ven enormes.
—¡Por todos lados están los comics, las películas, los juegos! —piensa uno: su imagen sigue inmóvil pero se oye la voz —¡Las líneas dibujadas que indican velocidad, los vestidos, los peinados imposibles!
—¿Qué vamos a hacer?
—¿Qué va a pasar?
—¿Cómo los vamos a combatir?
—¿Cómo haremos para convencer a niños y jóvenes de no leer manga y no ver anime?
Puede pasar hasta un minuto entero en lo que seguimos viéndolos, perplejos, indignados, y sin darse cuenta de que ellos mismos están dibujados al estilo japonés y ya son parte de un episodio de una serie de anime…
¡Entonces uno encuentra su reflejo en el espejo convenientemente situado a su derecha!
Más música tremenda. Todos los otros lo miran con atención y ven que es un dibujo. Poco a poco se dan cuenta de lo que eso significa y se miran unos a otros con horror. Algunos tienen la boca enormemente abierta.
Cuando otros empiezan a llorar, es decir, dejan ver grandes cantidades de lágrimas brillantes que se acumulan en la parte inferior de sus ojos enormes, la música se vuelve tristísima…

* * *

Algo como esta escena no ha pasado nunca en la televisión pero sí, muchas veces, en la vida real: la invasión japonesa tuvo lugar hace treinta años (al menos aquí en América Latina) y muchos de los señores y señoras que lamentan la popularidad del anime y el manga entre nosotros eran fanáticos de Remi, Candy Candy, Astroboy, Señorita Cometa o cualquier otra de las series que ahora deberíamos llamar clásicas: parte de la vida y los recuerdos de generaciones enteras. Hoy fascinan otros personajes y otras historias; algunos son muy buenos, otros no, pero lo que importa es esto: la atracción que ejerce ese modo de contar, de fantasear, de dibujar, ya no se va a ir. Esas criaturas venidas de oriente llegaron para quedarse y no sólo encantan aquí sino en el mundo entero.
Esta novela de Eve Gil (quien de seguro vio a Cometa y a Candy; mínimo) es la historia de cómo nos fascinamos con lo japonés; incluye los términos y explicaciones necesarios para que quienes no saben del asunto aprendan, y (también) los guiños y referencias a las profundidades de la cultura japonesa que quienes sí saben podrán captar para sentirse como en casa.
Pero esta novela es también una historia de nuestra imaginación, que no es mexicana ni japonesa ni de ningún sitio, sino simplemente humana: de lo que nos alienta a pensar en nosotros mismos como no somos y, tal vez, como nunca podremos ser…, porque todas las recomendaciones de la gente seria se pueden resumir en una: “deja de soñar”, y en general no hacemos demasiado caso.
Estos sueños mexicanos con forma japonesa, con efectos especiales hechos estrictamente de letras y toda la música que podamos evocar al leer la acción, pueden hablarnos de secretos olvidados, de lo más entrañable de la propia vida, y también de lo más emocionante. Nos vemos en las páginas que siguen.

Alberto Chimal
[El espacio sideral, marzo de 2009]